Autorretrato
(Parte de Versos prisioneros)
Ascendencia
Por mi apellido Valencia
desciendo de un invasor
tal vez quiso ese “señor”
tomar mujer con violencia
y por eso mi ascendencia.
Eso sí que yo lo siento
es lo que menos consiento
y tampoco sé qué haría
de pronto enloquecería
si el hecho sí fue violento.
Cuando nací
Yo pensé cuando nací
ya somos ocho, no nueve
de menor, nadie me mueve
ya no habrá más después de mí
así que… me quedo aquí.
Pero ¡ay!, tuve un desengaño
porque pasados siete años
se presentó una rapiña
en mi lugar vi a una niña
y así me torné en huraño.
Pero en vista de que yo era
un niño muy mayor de edad
vi en esto la oportunidad
de buscar una manera
de escaparme adonde fuera.
Todos cuidaban de aquella
bebita porque era bella
yo iba a la calle y volvía
y si la niña dormía,
iba a acostarme con ella.
Profesión
Hablando de profesiones
en este país de oficios,
de robos, de muchos vicios
y demás ocupaciones,
yo nunca me hago ilusiones
de vate o de novelista.
Mi hija es una violinista,
pero mi hijo es un biólogo
y creo que antropólogo.
Yo soy un mal electricista.
Ocupación
Tan solo me ocupo ahora
de escribir palabrerías
y mientras pasan los días
todavía me enamora
la idea conservadora
de la métrica que ya era
una pasada manera
de escribir con metro y rima
aunque a mí todo me anima
el verso libre o cualquiera.
Autorretrato
Decir adulto mayor no es preciso:
ahora soy un viejo sexagenario
y desde niño me han llamado Mario
porque así fue como mi mamá quiso.
Creo que tengo pinta de fideo
y otros rasgos menos visibles, salvo
que ya me estoy quedando un poco calvo
cosa que a diario en el espejo veo.
Ahora estoy dedicado sólo a mí
hago apenas lo que me da la gana
leo, pienso y escribo de lo que veo y vi.
Ningún asunto tengo ya pendiente
en este momento nada me afana
y nada quiero: tengo suficiente.
Por mi apellido Valencia
desciendo de un invasor
tal vez quiso ese “señor”
tomar mujer con violencia
y por eso mi ascendencia.
Eso sí que yo lo siento
es lo que menos consiento
y tampoco sé qué haría
de pronto enloquecería
si el hecho sí fue violento.
Cuando nací
Yo pensé cuando nací
ya somos ocho, no nueve
de menor, nadie me mueve
ya no habrá más después de mí
así que… me quedo aquí.
Pero ¡ay!, tuve un desengaño
porque pasados siete años
se presentó una rapiña
en mi lugar vi a una niña
y así me torné en huraño.
Pero en vista de que yo era
un niño muy mayor de edad
vi en esto la oportunidad
de buscar una manera
de escaparme adonde fuera.
Todos cuidaban de aquella
bebita porque era bella
yo iba a la calle y volvía
y si la niña dormía,
iba a acostarme con ella.
Profesión
Hablando de profesiones
en este país de oficios,
de robos, de muchos vicios
y demás ocupaciones,
yo nunca me hago ilusiones
de vate o de novelista.
Mi hija es una violinista,
pero mi hijo es un biólogo
y creo que antropólogo.
Yo soy un mal electricista.
Ocupación
Tan solo me ocupo ahora
de escribir palabrerías
y mientras pasan los días
todavía me enamora
la idea conservadora
de la métrica que ya era
una pasada manera
de escribir con metro y rima
aunque a mí todo me anima
el verso libre o cualquiera.
Autorretrato
Decir adulto mayor no es preciso:
ahora soy un viejo sexagenario
y desde niño me han llamado Mario
porque así fue como mi mamá quiso.
Creo que tengo pinta de fideo
y otros rasgos menos visibles, salvo
que ya me estoy quedando un poco calvo
cosa que a diario en el espejo veo.
Ahora estoy dedicado sólo a mí
hago apenas lo que me da la gana
leo, pienso y escribo de lo que veo y vi.
Ningún asunto tengo ya pendiente
en este momento nada me afana
y nada quiero: tengo suficiente.