Tertulia del medio día
Un día cualquiera, mientras almorzaba en un pequeño restaurante, escuché esta conversación entre dos mujeres que estaban en la mesa contigua a la mía:
—A mi hermano, el que estaba en la contra guerrilla, lo trasladaron para Medellín. Mi mamá está muy contenta porque, a veces, él se quedaba mucho tiempo en el monte sin poderse comunicar.
—Mi hijo también está en el ejército —le dijo la otra mujer—. Él es soldado profesional.
—¿Soldado profesional? ¿Y en qué zona está?
—Aquí en Antioquia. A él lo iban a mandar para El Sinaí por buen comportamiento.
—¿Y qué pasó?
—Pues que le mamaron gallo.
—¿Quién?
—Ese hijueputa de Juan Manuel.
—¿Cuál Juan Manuel?
—El payaso de presidente que tenemos.
—¡Muñeco hijueputa que nada hace bien!
—Sí, pero los que votaron por él estaban muy contentos cuando ganó —dijo, inquisidora, la mamá del soldado que no fue al Sinaí.
—Yo no voté por él: ¡jamás! Yo voté en blanco —aseguró la otra, con cierto dejo de duda.
—Pues más le vale. Porque lo único que ha hecho bueno ese payaso es a los hijos.
—¡Qué papacitos!
—Están muy buenos.
—¡Y lindos! ¿Entonces tu hijo no se pudo ir para El Sinaí? ¿Y en dónde es eso?
—En la puta mierda —respondió la mujer, mientras tecleaba en su celular— Creo que en Oriente…
—¿En Oriente? ¿Cómo así?
—Sí —afirmó la madre del soldado, quien acababa de confirmar el dato en Internet— ¡Es en Asia, en Egipto!
—¿Entonces en dónde? ¿En Oriente, en Asia o en Egipto?
—Aquí dice que El Sinaí está en la península arábiga.
—¿En Arabia? Ah: vámonos mejor.
—Sí: se nos acabó el tiempo. Paguemos.
—¡Señora!: ¿cuánto le debemos?
—A mi hermano, el que estaba en la contra guerrilla, lo trasladaron para Medellín. Mi mamá está muy contenta porque, a veces, él se quedaba mucho tiempo en el monte sin poderse comunicar.
—Mi hijo también está en el ejército —le dijo la otra mujer—. Él es soldado profesional.
—¿Soldado profesional? ¿Y en qué zona está?
—Aquí en Antioquia. A él lo iban a mandar para El Sinaí por buen comportamiento.
—¿Y qué pasó?
—Pues que le mamaron gallo.
—¿Quién?
—Ese hijueputa de Juan Manuel.
—¿Cuál Juan Manuel?
—El payaso de presidente que tenemos.
—¡Muñeco hijueputa que nada hace bien!
—Sí, pero los que votaron por él estaban muy contentos cuando ganó —dijo, inquisidora, la mamá del soldado que no fue al Sinaí.
—Yo no voté por él: ¡jamás! Yo voté en blanco —aseguró la otra, con cierto dejo de duda.
—Pues más le vale. Porque lo único que ha hecho bueno ese payaso es a los hijos.
—¡Qué papacitos!
—Están muy buenos.
—¡Y lindos! ¿Entonces tu hijo no se pudo ir para El Sinaí? ¿Y en dónde es eso?
—En la puta mierda —respondió la mujer, mientras tecleaba en su celular— Creo que en Oriente…
—¿En Oriente? ¿Cómo así?
—Sí —afirmó la madre del soldado, quien acababa de confirmar el dato en Internet— ¡Es en Asia, en Egipto!
—¿Entonces en dónde? ¿En Oriente, en Asia o en Egipto?
—Aquí dice que El Sinaí está en la península arábiga.
—¿En Arabia? Ah: vámonos mejor.
—Sí: se nos acabó el tiempo. Paguemos.
—¡Señora!: ¿cuánto le debemos?