De la historia
(Parte de Versos prisioneros)
Zure bandera errespetatzen dut
En un viaje que hice a España
no hubo algo ingrato para mí
sin olvidar, en cuanto vi,
cómo se tramó la maña
al recordar la patraña
que urdieron con la invasión
al usar la religión
de manera muy engañosa
encubriendo esa espantosa
masacre por ambición.
Los vascos también hicieron
parte de la expedición
al formar una nación,
sometida muy primero
con similar vejación.
Sin embargo, yo quisiera
decirles en euskera,
un idioma de los bellos
que no nos dejaron ellos
que respeto su bandera.
Soneto para Miranda
Soñando a Bolívar, le pregunté:
¿Por qué entregaste a tu amigo Miranda?
“Porque, según dijo la propaganda,
él traicionó lo que yo liberté”.
¿Será que sí puede ser un traidor
quien ha recorrido su vida entera
combatiendo por un país cualquiera
en donde precisen de hombres de honor?
¿No ves que Miranda combatió en Francia,
en Estados Unidos, Venezuela
y hasta en Rusia fue de mucha importancia?
¿Lo entregaste, aunque peleó a tu lado,
sabiendo cuánto la duda desvela?
Pero Bolívar se quedó callado.
Pregunta Einstein
¿No será posible evitar la guerra?,
―preguntó Einstein a Freud hace cien años―
¿Los conflictos son por poder?, ¿por tierra?
¿Cuáles son esos motivos extraños
que mueven la voluntad de las masas
a adherir causas de tan grandes daños?
Si el pueblo sabe de las altas tasas
de muertes que el pleito trae consigo
¿por qué las resistencias son escasas?
Yo quise hablar de la guerra contigo
pues soy físico y no sé de psiquismo,
en lo que tú sí eres ducho, mi amigo.
Reconociendo que es idealismo,
¿será posible controlar la mente
para que no haya odio ni despotismo?
Encontrar la solución es urgente,
pues no se trata solo de la guerra:
son todos los conflictos de la gente.
Responde Freud
El hombre, como todo el reino animal,
con violencia suele arreglar conflictos,
pues nos anima una pulsión natural.
La violencia es un poder irrestricto
al cual pareciera que el hombre acude
tan fácil como lo hiciera el adicto.
Aquí también se incluyen, no lo dudes,
cotidianos conflictos de opinión
a los que en tu carta también aludes.
Las fuerzas de atracción y repulsión
en física son esencia y también,
en psiquis, el amor y el odio lo son.
Creemos que el mal y por supuesto el bien,
además de ser móviles muy fuertes,
son naturales, y acabarlos no hay quién.
En conclusión, ya está echada la suerte:
pretender que no exista más la guerra
sería ignorar la pulsión de muerte.
Siguiendo a Galileo
Que este mundo no ha sido tierra llana
bien pronto nos lo anunció Galileo,
aunque más tarde por temor, yo creo,
dijo que su palabra fue profana.
Luego sucedió que la especie humana
según lo que frecuentemente veo,
quiso empeñarse en el enseñoreo
por descubrir esferas más lejanas.
Ahora poco importa la humanidad
pero sí encontrar vida en otros mundos
y ser el primero que lo demuestre.
Se olvidó el concepto de fraternidad
porque ya hay empeños “mucho más profundos”
como amistar con los extraterrestres.
En un viaje que hice a España
no hubo algo ingrato para mí
sin olvidar, en cuanto vi,
cómo se tramó la maña
al recordar la patraña
que urdieron con la invasión
al usar la religión
de manera muy engañosa
encubriendo esa espantosa
masacre por ambición.
Los vascos también hicieron
parte de la expedición
al formar una nación,
sometida muy primero
con similar vejación.
Sin embargo, yo quisiera
decirles en euskera,
un idioma de los bellos
que no nos dejaron ellos
que respeto su bandera.
Soneto para Miranda
Soñando a Bolívar, le pregunté:
¿Por qué entregaste a tu amigo Miranda?
“Porque, según dijo la propaganda,
él traicionó lo que yo liberté”.
¿Será que sí puede ser un traidor
quien ha recorrido su vida entera
combatiendo por un país cualquiera
en donde precisen de hombres de honor?
¿No ves que Miranda combatió en Francia,
en Estados Unidos, Venezuela
y hasta en Rusia fue de mucha importancia?
¿Lo entregaste, aunque peleó a tu lado,
sabiendo cuánto la duda desvela?
Pero Bolívar se quedó callado.
Pregunta Einstein
¿No será posible evitar la guerra?,
―preguntó Einstein a Freud hace cien años―
¿Los conflictos son por poder?, ¿por tierra?
¿Cuáles son esos motivos extraños
que mueven la voluntad de las masas
a adherir causas de tan grandes daños?
Si el pueblo sabe de las altas tasas
de muertes que el pleito trae consigo
¿por qué las resistencias son escasas?
Yo quise hablar de la guerra contigo
pues soy físico y no sé de psiquismo,
en lo que tú sí eres ducho, mi amigo.
Reconociendo que es idealismo,
¿será posible controlar la mente
para que no haya odio ni despotismo?
Encontrar la solución es urgente,
pues no se trata solo de la guerra:
son todos los conflictos de la gente.
Responde Freud
El hombre, como todo el reino animal,
con violencia suele arreglar conflictos,
pues nos anima una pulsión natural.
La violencia es un poder irrestricto
al cual pareciera que el hombre acude
tan fácil como lo hiciera el adicto.
Aquí también se incluyen, no lo dudes,
cotidianos conflictos de opinión
a los que en tu carta también aludes.
Las fuerzas de atracción y repulsión
en física son esencia y también,
en psiquis, el amor y el odio lo son.
Creemos que el mal y por supuesto el bien,
además de ser móviles muy fuertes,
son naturales, y acabarlos no hay quién.
En conclusión, ya está echada la suerte:
pretender que no exista más la guerra
sería ignorar la pulsión de muerte.
Siguiendo a Galileo
Que este mundo no ha sido tierra llana
bien pronto nos lo anunció Galileo,
aunque más tarde por temor, yo creo,
dijo que su palabra fue profana.
Luego sucedió que la especie humana
según lo que frecuentemente veo,
quiso empeñarse en el enseñoreo
por descubrir esferas más lejanas.
Ahora poco importa la humanidad
pero sí encontrar vida en otros mundos
y ser el primero que lo demuestre.
Se olvidó el concepto de fraternidad
porque ya hay empeños “mucho más profundos”
como amistar con los extraterrestres.